Madrid, 18 dic (efesalud.com). El general médico Manuel José Guiote Linares, jefe de la Brigada de Sanidad del Ejército de Tierra, destaca en este vídeoblog que su contingente, la BRISAN, se adiestra con esmero y abnegación a diario para "salvar como sea y en un plazo máximo de diez minutos a todos los soldados españoles que puedan caer heridos graves durante una operación militar".
Ante una acción de combate siempre encontraremos la cruda realidad. La sanidad militar española atendió, en diferentes conflictos, a 300 soldados heridos graves entre fuerzas propias, aliadas y enemigas: 40 en Bosnia; 12 en Albania; 27 en Kosovo; 66 en Iraq; 140 en Afganistán; y 15 en el Líbano.
"La causa más frecuente de muerte prematura del soldado se debe a los politraumatismos y a la combinación fatal de la acidosis metabólica, la hipotermia y el trastorno de la coagulación, una serie de complicaciones orgánicas que denominamos la Tríada de la Muerte".
La acidosis se produce por la hipoperfusión o falta de riego sanguíneo. La hemorragia produce una disminución de la oxigenación de los tejidos.
"La diferencia entre la necesidad de oxígeno y la disminución del oxígeno causado por la hipoxemia genera un metabolismo anaerobio que da lugar a un aumento del ácido láctico, del ácido fosfórico y de otras sustancias, como aminoácidos inoxidados; cambios que provocan a su vez fallos en el mecanismo de funcionamiento íntimo de las células", explica.
A la hipotermia, o temperatura baja del cuerpo humano por debajo de los 35 grados, no solo se llega por la falta de riego sanguíneo y el déficit de termorregulación secundario.
"En el campo de batalla se puede estar bajo condiciones medioambientales adversas (frío, lluvia, uniforme expuesto a la humedad, etc.); o el soldado puede tener cavidades abiertas por las que pierde calor; o bien porque los médicos hacen un aporte masivo de fluidos, fríos o no, para intentar mantener la tensión arterial, técnica que puede disminuir la temperatura corporal", señala.
La coagulopatía, que el soldado sangre más tiempo de lo normal, es un fenómeno que ocurre casi de inmediato tras el politraumatismo.
Una vez que el soldado herido entra en este estado físico es muy difícil controlar a la Tríada de la Muerte. Solo se puede prevenir y para prevenir hay que iniciar el tratamiento en unos pocos minutos.
"Sanidad Militar es capaz de llevar la cirugía de control de daños a la primera línea de combate, ya que el tiempo que se tarda en iniciar el tratamiento es inversamente proporcional a las posibilidades de salvación del soldado", subraya el general médico Guiote.
Esos minutos, cinco, siete o diez, se denominan minutos de oro o de platino. Minutos en los que la muerte acecha muy de cerca por exanguinación masiva, por falta de oxígeno o por una obstrucción de las vías respiratorias.
"Tenemos que ser muy hábiles a pesar de que no haya un sanitario detrás de cada soldado", determina.
Aún así, la primera medida de prevención está en el equipamiento del propio soldado, que incluye un botiquín de combate.
"Se les entrena especialmente para que puedan autoayudarse o prestar auxilio a un compañero. El soldado español lleva dispositivos para evitar hemorragias, para evitar la pérdida de calor y para que se pueda taponar la sangre hasta que lleguen los sanitarios", expone.
Como segunda medida, los soldados sanitarios se incrustan entre sus compañeros.
"Los helicópteros, por ejemplo, son muy efectivos siempre que puedan volar, pero no curan; cuando llegan a la zona de evacuación puede ser demasiado tarde. Nosotros llevamos células de estabilización con médicos, enfermeros y sanitarios. Asumimos un riesgo, pero es inherente a nuestra profesión", manifiesta.
La cirugía de control de daños finaliza en la unidad de cuidados intensivos.
"En menos de una hora preparamos al herido para que sea sometido a una intervención quirúrgica definitiva sin que ya corra riesgo su vida. La prioridad es salvarle a cualquier precio", declara el general médico Guiote.
Para el general médico Guiote "el desconocimiento conduce al fracaso, y por eso la BRISAN conjuga técnica, táctica y enlace", metas que puso en práctica en abril de 2003 en Nayab (Irak).
"Nuestras fuerzas sufrieron 32 bajas por heridas de combate, de las cuales, cuatro o cinco fueron de extrema gravedad. Todos ellos están vivos. Ésta es la manera de conseguir el éxito: preparación, instrucción, abnegación y capacidad de afrontar el riesgo en primera línea".
La historia está llena de héroes anónimos y de soldados que se merecen la Cruz Laureada de San Fernando, como es el caso del teniente Rogelio Vigil de Quiñones, médico militar que defendió la guarnición de Baler y fue uno de "los últimos de Filipinas", tema del siguiente vídeoblog del general médico Guiote Linares.
Ante una acción de combate siempre encontraremos la cruda realidad. La sanidad militar española atendió, en diferentes conflictos, a 300 soldados heridos graves entre fuerzas propias, aliadas y enemigas: 40 en Bosnia; 12 en Albania; 27 en Kosovo; 66 en Iraq; 140 en Afganistán; y 15 en el Líbano.
"La causa más frecuente de muerte prematura del soldado se debe a los politraumatismos y a la combinación fatal de la acidosis metabólica, la hipotermia y el trastorno de la coagulación, una serie de complicaciones orgánicas que denominamos la Tríada de la Muerte".
La acidosis se produce por la hipoperfusión o falta de riego sanguíneo. La hemorragia produce una disminución de la oxigenación de los tejidos.
"La diferencia entre la necesidad de oxígeno y la disminución del oxígeno causado por la hipoxemia genera un metabolismo anaerobio que da lugar a un aumento del ácido láctico, del ácido fosfórico y de otras sustancias, como aminoácidos inoxidados; cambios que provocan a su vez fallos en el mecanismo de funcionamiento íntimo de las células", explica.
A la hipotermia, o temperatura baja del cuerpo humano por debajo de los 35 grados, no solo se llega por la falta de riego sanguíneo y el déficit de termorregulación secundario.
"En el campo de batalla se puede estar bajo condiciones medioambientales adversas (frío, lluvia, uniforme expuesto a la humedad, etc.); o el soldado puede tener cavidades abiertas por las que pierde calor; o bien porque los médicos hacen un aporte masivo de fluidos, fríos o no, para intentar mantener la tensión arterial, técnica que puede disminuir la temperatura corporal", señala.
La coagulopatía, que el soldado sangre más tiempo de lo normal, es un fenómeno que ocurre casi de inmediato tras el politraumatismo.
Una vez que el soldado herido entra en este estado físico es muy difícil controlar a la Tríada de la Muerte. Solo se puede prevenir y para prevenir hay que iniciar el tratamiento en unos pocos minutos.
"Sanidad Militar es capaz de llevar la cirugía de control de daños a la primera línea de combate, ya que el tiempo que se tarda en iniciar el tratamiento es inversamente proporcional a las posibilidades de salvación del soldado", subraya el general médico Guiote.
Esos minutos, cinco, siete o diez, se denominan minutos de oro o de platino. Minutos en los que la muerte acecha muy de cerca por exanguinación masiva, por falta de oxígeno o por una obstrucción de las vías respiratorias.
"Tenemos que ser muy hábiles a pesar de que no haya un sanitario detrás de cada soldado", determina.
Aún así, la primera medida de prevención está en el equipamiento del propio soldado, que incluye un botiquín de combate.
"Se les entrena especialmente para que puedan autoayudarse o prestar auxilio a un compañero. El soldado español lleva dispositivos para evitar hemorragias, para evitar la pérdida de calor y para que se pueda taponar la sangre hasta que lleguen los sanitarios", expone.
Como segunda medida, los soldados sanitarios se incrustan entre sus compañeros.
"Los helicópteros, por ejemplo, son muy efectivos siempre que puedan volar, pero no curan; cuando llegan a la zona de evacuación puede ser demasiado tarde. Nosotros llevamos células de estabilización con médicos, enfermeros y sanitarios. Asumimos un riesgo, pero es inherente a nuestra profesión", manifiesta.
La cirugía de control de daños finaliza en la unidad de cuidados intensivos.
"En menos de una hora preparamos al herido para que sea sometido a una intervención quirúrgica definitiva sin que ya corra riesgo su vida. La prioridad es salvarle a cualquier precio", declara el general médico Guiote.
Para el general médico Guiote "el desconocimiento conduce al fracaso, y por eso la BRISAN conjuga técnica, táctica y enlace", metas que puso en práctica en abril de 2003 en Nayab (Irak).
"Nuestras fuerzas sufrieron 32 bajas por heridas de combate, de las cuales, cuatro o cinco fueron de extrema gravedad. Todos ellos están vivos. Ésta es la manera de conseguir el éxito: preparación, instrucción, abnegación y capacidad de afrontar el riesgo en primera línea".
La historia está llena de héroes anónimos y de soldados que se merecen la Cruz Laureada de San Fernando, como es el caso del teniente Rogelio Vigil de Quiñones, médico militar que defendió la guarnición de Baler y fue uno de "los últimos de Filipinas", tema del siguiente vídeoblog del general médico Guiote Linares.
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