• hace 2 años
Debo confesarles que hoy es una jornada en la tengo sentimientos encontrados sobre los políticos del centroderecha español.

Positivos con respecto a Isabel Díaz Ayuso, que ha decidido denunciar ante la Fiscalía a 7 empresas relacionadas con Pedro Sánchez, el ex ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la vicepresidenta Nadia Calviño, para que se investiguen unos cuantos contratos de emergencia, con los que varios amiguetes del PSOE se forraron aprovechando las prisas de la pandemia y la complicidad del Gobierno socialcomunista.

Son contratos en los que nos colaron hasta mascarillas un 500% más caras de lo que costaban a precio de mercado.

Yo no se si es idea de Ayuso o de Miguel Ángel Rodríguez, pero me parece estupendo. Si los progres, los lilas del PP, los periodistas del pesebre socialista y la Fiscalía se pusieron estupendos con los 700.000 euros del contrato del hermano de la presidenta madrileña, imagino que van a estallar de júbilo investigando los 326 millones que se embolsaron los amiguetes de Sánchez, Illa y Calviño.

Lo negativo viene de la mano de Pablo Casado y lo dijo con pena, porque es un tipo con quien me he llevado siempre bien, contesta a los mensajes por WhatsApp y es educado e inteligente.

Ignoro lo que dijo literalmente Casado en la reunión del Consejo Europeo, porque fue a puerta cerrada, pero según Weber, presidente del Partido Popular Europeo, el todavía presidente del PP español se despidió de sus homólogos sacando pecho por no haber pactado nunca con VOX y dejando caer que le habían echado por perseguir la corrupción.
Si es verdad, me parece lamentable y vendría a demostrar que Casado merece que lo hayan puesto de patitas en la calle y no estaba a la altura.
La señal inequívoca de que el PP acierta al pactar con VOX es la respuesta histérica de la izquierda. El que la socialista Adriana Lastra, colega de los Bilduetarras, o el chavista Íñigo Errejón se lleven las manos a la cabeza, prueba que se trata de una gran noticia para España.

Se han impuesto el sentido común y la lógica política, porque lo que no tiene sentido es someterse al chantaje de los que pactan con los golpistas, los colegas de los terroristas y los enemigos de España.

El PP no puede estar pendiente de lo que digan los sectarios de la izquierda y sus periodistas-masajistas, sino de lo que opinen sus votantes.
Y parece evidente que el consenso mayoritario es que lo prioritario es utilizar todos los medios para acabar con el socialcomunismo.
Por fin tenemos a VOX en un gobierno y, como dijo Jesús en el Sermón de la Montaña, por sus obras los conoceréis.

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