Del PSOE y de Pedro Sánchez, que son lo mismo, no me asustan sus desquiciadas medidas económicas, sus ocurrencias sociales o su acomplejada idea de la Historia de España.
Aunque suene pretencioso, el precio del tomate, la obsesión de estos cretinos con el filete de ternera o la memez del ‘elles’ y el ‘niñes’ me la trae al pairo.
Ni siquiera me afectan sus obsesiones censoras o la corrupción y el nepotismo con que gestionan el presupuesto público.
Lo que me hiela la sangre, parafraseando lo que le escribió la madre de Pagaza al miserable Patxi López en el aniversario del asesinato de su hijo, es el compadreo, la complicidad, el contubernio de los socialistas con los criminales.
Esta peste de Gobierno, que nos cayó encima hace ya más de cuatro años, cohabita de forma indecente con los herederos de ETA.
Nunca, hasta ahora, un presidente español había unido su destino político al de los testaferros de una banda de asesinos.
Pero Sánchez chapotea ufano en la infamia, sonriendo como un lelo cada vez que un tipo como Otegi alardea de que no es posible un Gobierno PSOE-Podemos sin su apoyo, de que salen adelante los presupuestos gracias a quienes quieren marcharse de España o de que ya han logrado llevar a todos los terroristas presos cerca del País Vasco y en breve estarán libres en casa, para celebrar con Bildu un referéndum independentista, como sus colegas catalanes de ERC.
No pasa un día sin nuevas evidencias de la sumisión del PSOE a los malhechores.
La socialista María Chivite equipara a una víctima navarra de ETA con aquellos que denuncien haber sufrido por alguna actuación de la Guardia Civil u otro cuerpo policial o militar.
Casi a la vez y para que la Justicia no pueda frenar la excarcelación de terroristas, Sánchez va a flexibilizar la norma que exigía a los matarifes pedir perdón por sus crímenes, aunque fuera simulado.
Y como en política las casualidades no existen, todo mientras el Gobierno PSOE-Podemos echa a los guardias civiles del País Vasco y de Navarra.
Cumpliendo los deseos de Bildu, en un sólo año, ha reducido un 30% el número efectivos que la Benemérita tiene en la región.
Sánchez y los facinerosos se retroalimentan: yo por ti, tu por mi.
El próximo 28 de mayo, en las elecciones autonómicas y municipales y a finales de año, en las generales, la gente lo tiene que tener muy claro: ‘Si votas al PSOE, votas a ETA’.
Aunque suene pretencioso, el precio del tomate, la obsesión de estos cretinos con el filete de ternera o la memez del ‘elles’ y el ‘niñes’ me la trae al pairo.
Ni siquiera me afectan sus obsesiones censoras o la corrupción y el nepotismo con que gestionan el presupuesto público.
Lo que me hiela la sangre, parafraseando lo que le escribió la madre de Pagaza al miserable Patxi López en el aniversario del asesinato de su hijo, es el compadreo, la complicidad, el contubernio de los socialistas con los criminales.
Esta peste de Gobierno, que nos cayó encima hace ya más de cuatro años, cohabita de forma indecente con los herederos de ETA.
Nunca, hasta ahora, un presidente español había unido su destino político al de los testaferros de una banda de asesinos.
Pero Sánchez chapotea ufano en la infamia, sonriendo como un lelo cada vez que un tipo como Otegi alardea de que no es posible un Gobierno PSOE-Podemos sin su apoyo, de que salen adelante los presupuestos gracias a quienes quieren marcharse de España o de que ya han logrado llevar a todos los terroristas presos cerca del País Vasco y en breve estarán libres en casa, para celebrar con Bildu un referéndum independentista, como sus colegas catalanes de ERC.
No pasa un día sin nuevas evidencias de la sumisión del PSOE a los malhechores.
La socialista María Chivite equipara a una víctima navarra de ETA con aquellos que denuncien haber sufrido por alguna actuación de la Guardia Civil u otro cuerpo policial o militar.
Casi a la vez y para que la Justicia no pueda frenar la excarcelación de terroristas, Sánchez va a flexibilizar la norma que exigía a los matarifes pedir perdón por sus crímenes, aunque fuera simulado.
Y como en política las casualidades no existen, todo mientras el Gobierno PSOE-Podemos echa a los guardias civiles del País Vasco y de Navarra.
Cumpliendo los deseos de Bildu, en un sólo año, ha reducido un 30% el número efectivos que la Benemérita tiene en la región.
Sánchez y los facinerosos se retroalimentan: yo por ti, tu por mi.
El próximo 28 de mayo, en las elecciones autonómicas y municipales y a finales de año, en las generales, la gente lo tiene que tener muy claro: ‘Si votas al PSOE, votas a ETA’.
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