Alberto Núñez Feijóo ha llegado a la conclusión de que, para ganar las elecciones, además de devorar a Ciudadanos, tiene que pescar en los caladeros de votantes socialistas desencantados.
Y aconsejado por Narciso Michavila, el gurú de las encuestas de GAD3, soslaya ‘la batalla de las ideas’.
La tesis de Feijóo es que lo esencial es ganar en las urnas, primero en las autonómicas y municipales del 28 de mayo y después en las generales de finales de año, y luego, si no queda otra, ya se procederá a derogar las leyes más disparatadas de la izquierda y a desmontar algunas de sus chifladuras.
La frase, en el argumentario oficial distribuido desde Génova 13 a todos los cuadros del PP, al rebufo de la propuesta pronatalidad hecha por VOX en Castilla y León es que “España no está para perder el tiempo con ocurrencias ni para ayudar a Sánchez a tapar con ellas sus fracasos”.
Vale, pero no se debe ni se puede zanjar de una forma tan simple cuestiones esenciales como la familia, el aborto, la educación, la moralidad o la Historia.
Como dice el Evangelio, no sólo de pan vive el hombre.
Feijóo, que compite con Sánchez a la hora de ofrecer subsidios, renuncia a ocuparse de asuntos de fondo, al margen por supuesto de la economía, la unidad de España y la Constitución.
Promueve el PP como banderín de enganche para esa mayoría de españoles que ansía desesperadamente una gestión eficaz, cabal, limpia y ordenada.
A tenor de las encuestas, en las que el centroderecha -la suma de PP y VOX- llega con holgura a la mayoría absoluta, la fórmula le está funcionando, pero queda mucho para las elecciones y Sánchez no tira la toalla.
Pese al fracaso cosechado en Madrid y en Andalucía con esa estrategia, el PSOE ha decidido volver a jugar a fondo con el fantasma del ‘miedo a VOX’ y está utilizado a fondo TVE, las cadenas cautivas y los periodistas del pesebre para intentar convencer a la ciudadanía que, si no les votan a ellos, llega al poder un Gobierno participado por la ultraderecha.
Vamos a ver como les sale, pero Sánchez lo tiene complicado, porque hace mucho que el PSOE vive en brazos de proetarras, chavistas, golpistas y fanáticos. Y la gente lo ve y lo sabe.
¿Quién ganará las elecciones?
Pues como casi siempre, aquel que más franja de centro logre abarcar y ahí llevan ventaja los populares.
Lo que no tengo claro y lo digo con pena, es si las cosas cambiaran de verdad después, como a mi me gustaría.
Y aconsejado por Narciso Michavila, el gurú de las encuestas de GAD3, soslaya ‘la batalla de las ideas’.
La tesis de Feijóo es que lo esencial es ganar en las urnas, primero en las autonómicas y municipales del 28 de mayo y después en las generales de finales de año, y luego, si no queda otra, ya se procederá a derogar las leyes más disparatadas de la izquierda y a desmontar algunas de sus chifladuras.
La frase, en el argumentario oficial distribuido desde Génova 13 a todos los cuadros del PP, al rebufo de la propuesta pronatalidad hecha por VOX en Castilla y León es que “España no está para perder el tiempo con ocurrencias ni para ayudar a Sánchez a tapar con ellas sus fracasos”.
Vale, pero no se debe ni se puede zanjar de una forma tan simple cuestiones esenciales como la familia, el aborto, la educación, la moralidad o la Historia.
Como dice el Evangelio, no sólo de pan vive el hombre.
Feijóo, que compite con Sánchez a la hora de ofrecer subsidios, renuncia a ocuparse de asuntos de fondo, al margen por supuesto de la economía, la unidad de España y la Constitución.
Promueve el PP como banderín de enganche para esa mayoría de españoles que ansía desesperadamente una gestión eficaz, cabal, limpia y ordenada.
A tenor de las encuestas, en las que el centroderecha -la suma de PP y VOX- llega con holgura a la mayoría absoluta, la fórmula le está funcionando, pero queda mucho para las elecciones y Sánchez no tira la toalla.
Pese al fracaso cosechado en Madrid y en Andalucía con esa estrategia, el PSOE ha decidido volver a jugar a fondo con el fantasma del ‘miedo a VOX’ y está utilizado a fondo TVE, las cadenas cautivas y los periodistas del pesebre para intentar convencer a la ciudadanía que, si no les votan a ellos, llega al poder un Gobierno participado por la ultraderecha.
Vamos a ver como les sale, pero Sánchez lo tiene complicado, porque hace mucho que el PSOE vive en brazos de proetarras, chavistas, golpistas y fanáticos. Y la gente lo ve y lo sabe.
¿Quién ganará las elecciones?
Pues como casi siempre, aquel que más franja de centro logre abarcar y ahí llevan ventaja los populares.
Lo que no tengo claro y lo digo con pena, es si las cosas cambiaran de verdad después, como a mi me gustaría.
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