En la lucha por la protección del clima y la naturaleza, los ecologistas arriesgan sus vidas. Debido a que, con sus actividades, perturban a mafiosos y empresarios ilegales, son demandados, amenazados e incluso asesinados.
Según la organización "Global Witness", solo en 2020 fueron asesinados en todo el mundo 227 activistas ambientales; es probable que el número de casos no denunciados sea mucho mayor. Pero no solo los ecologistas se ven amenazados, también los indígenas que luchan contra la expropiación ilegal de tierras y los medios de comunicación que informan sobre delitos ambientales. Este documental les acompaña en su peligrosa misión.
Un ejemplo es Nigeria: el país es conocido por su riqueza petrolera. Pero la población en zonas del delta del Níger sufre las consecuencias de las fugas de los oleoductos. Grandes superficies están contaminadas con petróleo. Las consecuencias son redes de pesca vacías, agua contaminada, campos contaminados y una alta tasa de mortalidad. La gente se muere de hambre. Y están casi indefensos. Porque cualquiera que luche contra la mafia petrolera recibe amenazas o incluso es asesinado.
En Perú, las organizaciones no gubernamentales y los indígenas luchan contra las corporaciones internacionales que explotan la selva tropical. Las plantaciones ilegales de aceite de palma, cacao y café abren enormes brechas en la selva. A esto se suma la sobreexplotación de maderas tropicales y, desde hace algún tiempo, el cultivo de cocaína. El trabajo de quienes quieren proteger la selva amazónica es sumamente peligroso.
También en Europa crece la presión sobre los ecologistas. Debido al aumento de los precios de la madera y la energía, la tala ilegal en los bosques de Rumania es cada vez más rentable para los delincuentes. Y cualquiera que descubra estos negocios ya no vive seguro.
Según la organización "Global Witness", solo en 2020 fueron asesinados en todo el mundo 227 activistas ambientales; es probable que el número de casos no denunciados sea mucho mayor. Pero no solo los ecologistas se ven amenazados, también los indígenas que luchan contra la expropiación ilegal de tierras y los medios de comunicación que informan sobre delitos ambientales. Este documental les acompaña en su peligrosa misión.
Un ejemplo es Nigeria: el país es conocido por su riqueza petrolera. Pero la población en zonas del delta del Níger sufre las consecuencias de las fugas de los oleoductos. Grandes superficies están contaminadas con petróleo. Las consecuencias son redes de pesca vacías, agua contaminada, campos contaminados y una alta tasa de mortalidad. La gente se muere de hambre. Y están casi indefensos. Porque cualquiera que luche contra la mafia petrolera recibe amenazas o incluso es asesinado.
En Perú, las organizaciones no gubernamentales y los indígenas luchan contra las corporaciones internacionales que explotan la selva tropical. Las plantaciones ilegales de aceite de palma, cacao y café abren enormes brechas en la selva. A esto se suma la sobreexplotación de maderas tropicales y, desde hace algún tiempo, el cultivo de cocaína. El trabajo de quienes quieren proteger la selva amazónica es sumamente peligroso.
También en Europa crece la presión sobre los ecologistas. Debido al aumento de los precios de la madera y la energía, la tala ilegal en los bosques de Rumania es cada vez más rentable para los delincuentes. Y cualquiera que descubra estos negocios ya no vive seguro.
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