No voy a arrancar con eso tan dramático de ‘vienen a por nosotros’, pero la cruda realidad es que vienen y como hienas.
Bajo la peregrina excusa de que quienes apalearon una piñata con nariz de Pinocho y corean que Sánchez es un ‘hijo de puta’ planean un magnicidio, el PSOE conmina por escrito y telefónicamente a la Asociación de la Prensa a matarnos profesionalmente, a retirarnos toda acreditación para cubrir actos oficiales y acceder al Congreso y al Senado.
Periodista Digital cubre, desde hace 87 noches, las protestas que, con regularidad de metrónomo, protagonizan los ‘indignados’ ante la sede-putiuclub del PSOE en la madrileña calle Ferraz.
No sólo han estado presentes Bertrand Ndongo o Josué Cárdenas. Yo mismo fui en la Nochevieja Patriótica, la de la piñata y reporteros de Periodista Digital han estado siempre presentes.
Nos parece un tema reseñable, significativo, revelador del estado de ánimo en que está España, desde que el socialista Sánchez anunciase que se pasaba por la entrepierna la Constitución e iba a amnistiar a los golpistas catalanes del 1 de octubre de 2017, incluyendo a los imputados por terrorismo.
Esa aberración y la indignación ciudadana subsiguiente son hechos noticiables aquí y en Pernambuco, y los españoles tienen que ser informados de lo que sucede en Ferraz.
Aunque el Gobierno Frankenstein, sus cómplices y los medios del ‘pesebre monclovita’ no lo entiendan, se llama libertad de expresión y derecho a la información.
Se, porque he hablado con María Rey, presidenta de la APM, que han sufrido y están sufriendo el chantaje constante de los mandamases del PSOE, para que se plieguen a sus arbitrariedades y nos estigmaticen.
No lo han hecho y es lo menos que podemos esperar. Aunque en nuestra profesión pululan los masajistas, si un deber tiene la Asociación de la Prensa es la defensa de la libertad, como reza en mensaje grabado en bronce en el chaflán de su sede, en la calle Juan Bravo de Madrid.
El socialista Sánchez, como en su día el podemita Iglesias y no hace tanto la comunista Yolanda Díaz, intenta acallar las voces críticas, impedir que podamos seguir preguntando por sus sucios apaños con los proetarras, sus vergonzoso pactos con los separatistas, por la estafa de los EREs, por Tito Berni y sus chiringuitos.
Nosotros no vamos a dar un paso atrás, ni para tomar impulso.
¿Ven está condecoración que llevo en la solapa?
Me la pusieron en Atenas, en la primavera de 1991, cuando la prensa internacional me concedió el Premio Xenofonte, por no haber salido corriendo como un conejo de Bagdad, cuando empezaron a caer como confeti los misiles Tomahawk de la Guerra del Golfo.
Estaría bueno que, a estas alturas, fueran el zote Patxi López, el macarra Oscar Puente y media docena de progres paniaguados, quienes decidieran si somos o no periodistas.
Bajo la peregrina excusa de que quienes apalearon una piñata con nariz de Pinocho y corean que Sánchez es un ‘hijo de puta’ planean un magnicidio, el PSOE conmina por escrito y telefónicamente a la Asociación de la Prensa a matarnos profesionalmente, a retirarnos toda acreditación para cubrir actos oficiales y acceder al Congreso y al Senado.
Periodista Digital cubre, desde hace 87 noches, las protestas que, con regularidad de metrónomo, protagonizan los ‘indignados’ ante la sede-putiuclub del PSOE en la madrileña calle Ferraz.
No sólo han estado presentes Bertrand Ndongo o Josué Cárdenas. Yo mismo fui en la Nochevieja Patriótica, la de la piñata y reporteros de Periodista Digital han estado siempre presentes.
Nos parece un tema reseñable, significativo, revelador del estado de ánimo en que está España, desde que el socialista Sánchez anunciase que se pasaba por la entrepierna la Constitución e iba a amnistiar a los golpistas catalanes del 1 de octubre de 2017, incluyendo a los imputados por terrorismo.
Esa aberración y la indignación ciudadana subsiguiente son hechos noticiables aquí y en Pernambuco, y los españoles tienen que ser informados de lo que sucede en Ferraz.
Aunque el Gobierno Frankenstein, sus cómplices y los medios del ‘pesebre monclovita’ no lo entiendan, se llama libertad de expresión y derecho a la información.
Se, porque he hablado con María Rey, presidenta de la APM, que han sufrido y están sufriendo el chantaje constante de los mandamases del PSOE, para que se plieguen a sus arbitrariedades y nos estigmaticen.
No lo han hecho y es lo menos que podemos esperar. Aunque en nuestra profesión pululan los masajistas, si un deber tiene la Asociación de la Prensa es la defensa de la libertad, como reza en mensaje grabado en bronce en el chaflán de su sede, en la calle Juan Bravo de Madrid.
El socialista Sánchez, como en su día el podemita Iglesias y no hace tanto la comunista Yolanda Díaz, intenta acallar las voces críticas, impedir que podamos seguir preguntando por sus sucios apaños con los proetarras, sus vergonzoso pactos con los separatistas, por la estafa de los EREs, por Tito Berni y sus chiringuitos.
Nosotros no vamos a dar un paso atrás, ni para tomar impulso.
¿Ven está condecoración que llevo en la solapa?
Me la pusieron en Atenas, en la primavera de 1991, cuando la prensa internacional me concedió el Premio Xenofonte, por no haber salido corriendo como un conejo de Bagdad, cuando empezaron a caer como confeti los misiles Tomahawk de la Guerra del Golfo.
Estaría bueno que, a estas alturas, fueran el zote Patxi López, el macarra Oscar Puente y media docena de progres paniaguados, quienes decidieran si somos o no periodistas.
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