• hace 4 meses
Prevenir la demencia desde una edad temprana implica adoptar hábitos de vida proactivos que favorezcan la salud cerebral.
En primer lugar, una buena nutrición es primordial.
Una dieta mediterránea rica en cereales integrales, verduras, frutas, frutos secos, legumbres y pescado azul está relacionada con una mejor función cerebral y un menor riesgo de demencia.
En segundo lugar, es crucial mantener los vínculos sociales.
La interacción regular con la familia, los amigos y los grupos comunitarios puede ralentizar el deterioro cognitivo al estimular la atención y la memoria.
En tercer lugar, mantenerse físicamente activo aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, reduce la inflamación y mejora la actividad cerebral.
Intenta realizar al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana para obtener estos beneficios.
Por último, el aprendizaje continuo tiene un efecto protector sobre el cerebro.
Participar en actividades como aprender un nuevo idioma, tocar un instrumento musical o resolver rompecabezas puede reducir significativamente el riesgo de demencia.
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