Alfonso Rojo: “Sánchez I, 'El Mentiroso', ha cometido falso testimonio y debe pagar por sus delitos”

  • hace 6 horas
Del presidente del Gobierno de una democracia occidental, cabe esperar algo más que acogerse a su derecho a no declarar y mentir como un bellaco.

El pasado 30 de julio, tres meses y medio después de imputar por corrupción a Begoña, el juez Peinado entraba en La Moncloa para interrogar a Sánchez.

Sin muchas expectativas y eso que el amo del PSOE había manifestado su disposición a colaborar con la Justicia, cuando los cambalaches de su mujer comenzaron a oler.

Empezó el acto, que duró exactamente 111 segundos y fue precedido de la ‘expropiación forzosa’ de los teléfonos móviles de los asistentes, y tras ratificar Sánchez que Begoña es su esposa, el magistrado fue al grano:

“En este procedimiento hay tres personas investigadas, le voy a preguntar si tiene algún tipo de relación con ellas. ¿Conoce a Juan Carlos Barrabés?”.

Y Sánchez, con cara de palo, respondió con un lacónico ‘no’.

Pues bien, el marido de Begoña no dijo la verdad. No creo que la trola tenga recorrido jurídico, pero dado que el paisano declaraba como testigo y por tanto estaba obligado a decir la verdad, su conducta sólo puede ser calificada de ‘falso testimonio’, delito castigado con pena de prisión de 6 meses a 2 años.

No hay resquicio a la duda.

El propio Barrabés, con quien la pareja había coincidido en Benasque en alguna jornada de nieve y esquí, confesó en su momento a Peinado que se reunió varias veces -creo que cinco- con el presidente, cuando acudió a Moncloa a ajustar detalles ‘comerciales’ con su mujer.

Es evidente que Sánchez se ha puesto el impermeable del caradura y está decidido a aguantar, por mucha mierda que le llueva encima.

Cree haberle tomado la medida a los españoles y que si la ciudadanía aceptó sumisa que la encerraran en casa durante la pandemia, se tragó la patraña de que no iba a pactar con los proetarras de Bildu, ha pasado por encima de los puterios del Tito Berni, deglutido el indulto a los golpistas catalanes, digerido el cepillado de la malversación, tolerado el asalto al Tribunal Constitución, asimilado el borrado de la estafa de los EREs y encajado la amnistía ilegal a Puigdemont, metabolizará el antisolidario ‘cuponazo’ catalán y cualquier corrupción socialista, venga de su mujer, de su hermano músico o de sus ministros y amiguetes.

Por eso es tan importante que los periodistas, los que no estamos amarrados al pesebre socialista, sigamos martilleando.

Esto no es un cuestión de estética. No va de ejemplaridad, buen gusto y saber estar.

Esto, lo de Sánchez y su cuadrilla de maleantes, entra e lleno en el ámbito del Código Penal.

Y si todos los españoles somos iguales ante la Ley, como reza el Artículo 14 de la Constitución, los que delinquen deben ser castigados.

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