Investigaciones recientes sugieren que la soledad no sólo puede afectar a la salud mental y física, sino que también puede estar asociada a un aumento de la frecuencia e intensidad de las pesadillas.
Un estudio de la Universidad Estatal de Oregón reveló que las personas solitarias tienden a tener más pesadillas y más intensas.
Este hallazgo arroja luz sobre las consecuencias emocionales y psicológicas de la falta de conexiones sociales. El estudio utilizó datos de dos muestras de adultos en Estados Unidos.
En primer lugar, se analizó la información de 827 personas, lo que indica que la soledad, acompañada de estrés, es un desencadenante de pesadillas.
A continuación, 782 voluntarios respondieron a preguntas sobre sentimientos de aislamiento y estrés, revelando que la soledad afecta tanto a la frecuencia como a la intensidad de las pesadillas.
Los investigadores sugieren que la soledad provoca una «hipervigilancia» que perjudica el sueño.
Este estado de alerta exagerada, relacionado con la necesidad de apoyo social, activa la reflexión, desencadenando el estrés que conduce a los sueños perturbadores.
Según Colin Hessen, coautor del estudio, la falta de conexiones sociales puede tener repercusiones físicas, mentales y sociales en el individuo.
Estos hallazgos abren nuevas posibilidades de reducir las pesadillas en personas solitarias, además de poner de relieve la importancia de las conexiones interpersonales para la salud mental y la calidad del sueño.
Un estudio de la Universidad Estatal de Oregón reveló que las personas solitarias tienden a tener más pesadillas y más intensas.
Este hallazgo arroja luz sobre las consecuencias emocionales y psicológicas de la falta de conexiones sociales. El estudio utilizó datos de dos muestras de adultos en Estados Unidos.
En primer lugar, se analizó la información de 827 personas, lo que indica que la soledad, acompañada de estrés, es un desencadenante de pesadillas.
A continuación, 782 voluntarios respondieron a preguntas sobre sentimientos de aislamiento y estrés, revelando que la soledad afecta tanto a la frecuencia como a la intensidad de las pesadillas.
Los investigadores sugieren que la soledad provoca una «hipervigilancia» que perjudica el sueño.
Este estado de alerta exagerada, relacionado con la necesidad de apoyo social, activa la reflexión, desencadenando el estrés que conduce a los sueños perturbadores.
Según Colin Hessen, coautor del estudio, la falta de conexiones sociales puede tener repercusiones físicas, mentales y sociales en el individuo.
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