Estamos en manos de mamarrachos.
Y el antaño indómito pueblo español tragando, sin siquiera resoplar.
¿Se han tomado ustedes la molestia de dedicar un minuto a reflexionar sobre el juicio a Rubiales por el beso que le estampó a Jenny Hermoso hace un par de años durante la celebración del Campeonato Mundial?
Pasando por alto la obviedad de que es una cortina de humo alentada desde La Moncloa para tapar las miserias y corrupciones del PSOE y la familia Sánchez… ¿no les choca que se haga en la Audiencia Nacional?
¿Que vaya a durar la friolera de 11 días?
¿Que esté previsto que desfilen por el banquillo 27 testigos, alguno traído ex profeso desde Londres?
¿No les parece un despropósito? ¿Una majadería?
A mi si, pero en este país llamado España las cojudeces se han vuelto cotidianas y la aberración algo habitual.
En los tiempos del marido de Begoña, que comenzaron con la ‘okupación’ de La Moncloa a lomos de proetarras y golpistas hace ya más de seis años, hemos visto alelados al como unos piojosos llevaban al BOE y daban fuerza de ley a buena parte de las desquiciadas sandeces que unos meses antes habían urdido en los bares de la Universidad, entre porros y cervezas.
Me refiero en concreto a la Ley Sueltavioladores del Si es Si, a la del Bienestar Animal, a que puedas entrar al notario como Pepe y salir metamorfoseado en Mari Puri, al disparate de proteger a los okupas contra los legítimos propietarios y a burradas parecidas.
Confío en que llegado el momento, retorne a estos lares la cordura y demos marcha atrás a las memeces, pero nunca se sabe.
Todo lo que esta mal puede empeorar y cuando creemos que los malvados han tocado fondo, descubrimos que son capaces de escarbar.
¿Han visto la que le ha montado ahora Israel al Gobierno Sánchez, al socaire de la ocurrencia de Trump sobre Gaza?
No creo que eso de convertir la Franja en una especie de Marina D’Or sin gazatíes vaya a tener mucho recorrido, pero de momento ha estimulado la salida masiva de gente de la zona.
Hay muchos que se aferrarán a los escombros y otros que intentarán irse cómo sea y a dónde sea.
Un destino lógico son los ricos emiratos petroleros del Golfo y otro los países árabes vecinos, pero no parece que los hermanos musulmanes quieran quieran recibirlos con los brazos abiertas.
Y ahí, tirando de hermeroteca, ha irrumpido el ministro de Defensa Katz para recordar lo que hace nada proclamaba Sánchez y que granjeó al amo del PSOE parabienes de los terroristas de Hamas y hasta de los Talibanes.
‘Paisano, si usted considera que los palestinos sufren crímenes de guerra y son refugiados, víctimas del genocidio israelí, está obligado a acogerlos, a recibir en su territorio a los que lo soliciten’.
Estoy tratando de digerir el asunto, pero no descarten que dentro de nada, por mor de sus palabras, tengamos a Sánchez y a Begoña en el puerto de Valencia o en el aeropuerto de Barajas, con un cartel cartel muy grande que diga ‘Welcome Palestinos’.
Y el antaño indómito pueblo español tragando, sin siquiera resoplar.
¿Se han tomado ustedes la molestia de dedicar un minuto a reflexionar sobre el juicio a Rubiales por el beso que le estampó a Jenny Hermoso hace un par de años durante la celebración del Campeonato Mundial?
Pasando por alto la obviedad de que es una cortina de humo alentada desde La Moncloa para tapar las miserias y corrupciones del PSOE y la familia Sánchez… ¿no les choca que se haga en la Audiencia Nacional?
¿Que vaya a durar la friolera de 11 días?
¿Que esté previsto que desfilen por el banquillo 27 testigos, alguno traído ex profeso desde Londres?
¿No les parece un despropósito? ¿Una majadería?
A mi si, pero en este país llamado España las cojudeces se han vuelto cotidianas y la aberración algo habitual.
En los tiempos del marido de Begoña, que comenzaron con la ‘okupación’ de La Moncloa a lomos de proetarras y golpistas hace ya más de seis años, hemos visto alelados al como unos piojosos llevaban al BOE y daban fuerza de ley a buena parte de las desquiciadas sandeces que unos meses antes habían urdido en los bares de la Universidad, entre porros y cervezas.
Me refiero en concreto a la Ley Sueltavioladores del Si es Si, a la del Bienestar Animal, a que puedas entrar al notario como Pepe y salir metamorfoseado en Mari Puri, al disparate de proteger a los okupas contra los legítimos propietarios y a burradas parecidas.
Confío en que llegado el momento, retorne a estos lares la cordura y demos marcha atrás a las memeces, pero nunca se sabe.
Todo lo que esta mal puede empeorar y cuando creemos que los malvados han tocado fondo, descubrimos que son capaces de escarbar.
¿Han visto la que le ha montado ahora Israel al Gobierno Sánchez, al socaire de la ocurrencia de Trump sobre Gaza?
No creo que eso de convertir la Franja en una especie de Marina D’Or sin gazatíes vaya a tener mucho recorrido, pero de momento ha estimulado la salida masiva de gente de la zona.
Hay muchos que se aferrarán a los escombros y otros que intentarán irse cómo sea y a dónde sea.
Un destino lógico son los ricos emiratos petroleros del Golfo y otro los países árabes vecinos, pero no parece que los hermanos musulmanes quieran quieran recibirlos con los brazos abiertas.
Y ahí, tirando de hermeroteca, ha irrumpido el ministro de Defensa Katz para recordar lo que hace nada proclamaba Sánchez y que granjeó al amo del PSOE parabienes de los terroristas de Hamas y hasta de los Talibanes.
‘Paisano, si usted considera que los palestinos sufren crímenes de guerra y son refugiados, víctimas del genocidio israelí, está obligado a acogerlos, a recibir en su territorio a los que lo soliciten’.
Estoy tratando de digerir el asunto, pero no descarten que dentro de nada, por mor de sus palabras, tengamos a Sánchez y a Begoña en el puerto de Valencia o en el aeropuerto de Barajas, con un cartel cartel muy grande que diga ‘Welcome Palestinos’.
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