Investigadores de la Universidad del Estado de São Paulo (Unesp) han demostrado que el entrenamiento con pesas puede ser un aliado eficaz en el control de la hipertensión.
El estudio destaca que los ejercicios de fuerza con cargas de moderadas a vigorosas, realizados de dos a tres días por semana, reducen significativamente la presión arterial tras ocho semanas de práctica.
El estudio analizó a 253 participantes con una edad media de 59 años y reveló una reducción media de 10 mmHg en la presión sistólica y de 4,79 mmHg en la diastólica.
Los beneficios se observaron a partir de la vigésima sesión de entrenamiento, y los efectos positivos persistieron hasta 14 semanas después de interrumpir la actividad.
Los resultados indican que el entrenamiento con pesas mejora factores como la frecuencia cardiaca, la vasodilatación, la eficiencia cardiaca y la producción de óxido nítrico, contribuyendo a una reducción de la resistencia periférica.
Los resultados refuerzan que el entrenamiento de fuerza es una opción terapéutica no farmacológica para los pacientes hipertensos, especialmente cuando se combina con hábitos saludables.
Aunque los beneficios son evidentes en todos los grupos de edad, los individuos menores de 59 años mostraron mayores reducciones de la presión arterial.
Sin embargo, incluso las personas de más edad, entre 60 y 79 años, mostraron resultados positivos significativos.
Además de tratar la hipertensión, el ejercicio físico tiene el potencial de prevenir las complicaciones cardiovasculares, la principal causa de muerte en todo el mundo.
El estudio destaca que los ejercicios de fuerza con cargas de moderadas a vigorosas, realizados de dos a tres días por semana, reducen significativamente la presión arterial tras ocho semanas de práctica.
El estudio analizó a 253 participantes con una edad media de 59 años y reveló una reducción media de 10 mmHg en la presión sistólica y de 4,79 mmHg en la diastólica.
Los beneficios se observaron a partir de la vigésima sesión de entrenamiento, y los efectos positivos persistieron hasta 14 semanas después de interrumpir la actividad.
Los resultados indican que el entrenamiento con pesas mejora factores como la frecuencia cardiaca, la vasodilatación, la eficiencia cardiaca y la producción de óxido nítrico, contribuyendo a una reducción de la resistencia periférica.
Los resultados refuerzan que el entrenamiento de fuerza es una opción terapéutica no farmacológica para los pacientes hipertensos, especialmente cuando se combina con hábitos saludables.
Aunque los beneficios son evidentes en todos los grupos de edad, los individuos menores de 59 años mostraron mayores reducciones de la presión arterial.
Sin embargo, incluso las personas de más edad, entre 60 y 79 años, mostraron resultados positivos significativos.
Además de tratar la hipertensión, el ejercicio físico tiene el potencial de prevenir las complicaciones cardiovasculares, la principal causa de muerte en todo el mundo.
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