Lo de Pedro Sánchez es grotesco.
Cierto que nunca ha tenido el mínimo sentido del papel que juegan los medios de comunicación en una democracia, a lo que contribuyen sumisos cientos de periodistas dejando que el ‘okupa’ de La Moncloa les falte cotidianamente al respeto, pero lo último es de circo.
¿Para qué ir rodando de un programa a otro de radio o televisión cuando puede entrevistarse a sí mismo?
Sánchez se ha estrenado usando como comparsa a Escrivá, su patético ministro de Seguridad Social.
Mano a mano, el amo y su subalterno, se han dedicado a darse jabón ante militantes serviles y en la sede del partido.
Y han tenido la desvergüenza de subir la hora y media de tostón a Internet, con el titulo ‘La Mejor España’ y una caratula en rojo, donde Sánchez aparece sentado y Escrivá sonríe con cara de pánfilo.
El formato, que ‘Doctor Fake’ planea repetir con otros ministros, es un coctel hortera entre ‘Aló Presidente’, ‘Oh Pedro’ y ‘TelePsoe’.
De vomitar.
Hace unos días, los guionistas de ese magnate inmobiliario conocido como Gran Wyoming hicieron que el ‘chistoso’ preguntase a Sánchez qué tipo de calzoncillos utiliza.
El jefe del PSOE, creyéndose muy gracioso, respondió: «Anda que si te digo que no llevo nada de eso…».
Para coronar tan inteligente ocurrencia, añadió: “Te estoy tirando los tejos, Wyoming”.
Eso, antes de invitar a su ‘masajista’ a pasear en el Falcón que pagamos todos y disfrutan él y sus compinches.
Humor de garrafa.
De aquí a las generales debemos estar preparados para cualquier chuminada, salvo la de una rueda de prensa en la que los periodistas puedan preguntar y repreguntar libremente.
Estamos a escasamente treinta días del 23J, fecha en que la ciudadanía decidirá en las urnas si opta otra vez por Sánchez y su coalición antiespañola o por un tipo como Feijóo, honrado, normal, fiable y eficaz, aunque poco emocionante.
Y a mi me da que los postreros esfuerzos propagandísticos de estos majaderos resultarán baldíos.
El sanchismo vive probablemente sus últimos estertores, con una degradación extrema de quien lo impulsa y de quienes lo sostienen.
Lo único que resta es que los dirigentes del centroderecha español no hagan el canelo.
Que PP y VOX no cometan la torpeza de tensar innecesariamente sus relaciones y que alguien le diga a personajes como la extremeña María Guardiola que recibir parabienes, elogios y alabanzas de Cadena SER, LaSexta, El País y tertulianos y columnistas de la ‘Brunete Pedrete’, sin ser del PSOE, Podemos, Sumar, golpista catalán o proetarra, es muy mala señal.
Animo señores, un esfuerzo más, que no queda apenas nada para zanjar la etapa más siniestra de nuestra reciente Historia.
Cierto que nunca ha tenido el mínimo sentido del papel que juegan los medios de comunicación en una democracia, a lo que contribuyen sumisos cientos de periodistas dejando que el ‘okupa’ de La Moncloa les falte cotidianamente al respeto, pero lo último es de circo.
¿Para qué ir rodando de un programa a otro de radio o televisión cuando puede entrevistarse a sí mismo?
Sánchez se ha estrenado usando como comparsa a Escrivá, su patético ministro de Seguridad Social.
Mano a mano, el amo y su subalterno, se han dedicado a darse jabón ante militantes serviles y en la sede del partido.
Y han tenido la desvergüenza de subir la hora y media de tostón a Internet, con el titulo ‘La Mejor España’ y una caratula en rojo, donde Sánchez aparece sentado y Escrivá sonríe con cara de pánfilo.
El formato, que ‘Doctor Fake’ planea repetir con otros ministros, es un coctel hortera entre ‘Aló Presidente’, ‘Oh Pedro’ y ‘TelePsoe’.
De vomitar.
Hace unos días, los guionistas de ese magnate inmobiliario conocido como Gran Wyoming hicieron que el ‘chistoso’ preguntase a Sánchez qué tipo de calzoncillos utiliza.
El jefe del PSOE, creyéndose muy gracioso, respondió: «Anda que si te digo que no llevo nada de eso…».
Para coronar tan inteligente ocurrencia, añadió: “Te estoy tirando los tejos, Wyoming”.
Eso, antes de invitar a su ‘masajista’ a pasear en el Falcón que pagamos todos y disfrutan él y sus compinches.
Humor de garrafa.
De aquí a las generales debemos estar preparados para cualquier chuminada, salvo la de una rueda de prensa en la que los periodistas puedan preguntar y repreguntar libremente.
Estamos a escasamente treinta días del 23J, fecha en que la ciudadanía decidirá en las urnas si opta otra vez por Sánchez y su coalición antiespañola o por un tipo como Feijóo, honrado, normal, fiable y eficaz, aunque poco emocionante.
Y a mi me da que los postreros esfuerzos propagandísticos de estos majaderos resultarán baldíos.
El sanchismo vive probablemente sus últimos estertores, con una degradación extrema de quien lo impulsa y de quienes lo sostienen.
Lo único que resta es que los dirigentes del centroderecha español no hagan el canelo.
Que PP y VOX no cometan la torpeza de tensar innecesariamente sus relaciones y que alguien le diga a personajes como la extremeña María Guardiola que recibir parabienes, elogios y alabanzas de Cadena SER, LaSexta, El País y tertulianos y columnistas de la ‘Brunete Pedrete’, sin ser del PSOE, Podemos, Sumar, golpista catalán o proetarra, es muy mala señal.
Animo señores, un esfuerzo más, que no queda apenas nada para zanjar la etapa más siniestra de nuestra reciente Historia.
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