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00:00La palabra del día, con Isaías la fuente.
00:04Pues es desinformación, que es una palabra tan antigua como la información,
00:07como nos decía Borja Bergareche, pero el fenómeno fue nombrado en términos
00:11históricos antes de ayer. Entró en un diccionario manual de la RAE en los años
00:1580 del siglo pasado, con el sentido de dar información intencionadamente
00:20manipulada y con ciertos fines. Una década más tarde, en 1992, ya encontró
00:26hueco en el diccionario oficial, que afinó el término con una segunda
00:29acepción, la de dar información insuficiente o la de omitir información.
00:34Aunque la palabra está compuesta de dos términos castellanos de raíz latina, el
00:39concepto se acuñó hace un siglo, en la década de los 20, en la Unión Soviética,
00:43para nombrar esas tácticas de inteligencia y propaganda utilizadas
00:48por aquel país. La desinformación se nutre a base de fake news, un anglicismo
00:53innecesario, porque en español ya tenemos el secular bulo, registrada hace
00:57un siglo en nuestro diccionario. Su etimología, además, es perfecta, porque al
01:01parecer viene del kalogbul, que significaría porquería, y su definición
01:06describe a la perfección el fenómeno, noticia falsa propalada con algún fin. Y
01:11tenemos otro fenómeno, que es la infoxicación, un neologismo creado en
01:15este caso por un español, Alfonso Cornella, y bendecida por la RAE, aunque
01:20todavía no está en el diccionario, que nos habla de esa saturación informativa
01:24que somos incapaces de digerir o que directamente ni consideramos. Y es que la
01:29información nos alimenta, sí, pero sucede con la información lo mismo que con la
01:34alimentación. Un glotón puede estar mal alimentado y una persona frugal puede
01:39estar perfectamente nutrida. Vamos, que la responsabilidad final siempre es
01:44nuestra.

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