Alfonso Rojo: “La Máquina del Fango está en Ferraz y Sánchez maneja el mando desde La Moncloa”

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Sánchez lanza su 'Plan de acción democrática', que en realidad debería llamarse ‘Plan de Degeneración Democrática’ y que no es otra cosa que la reimplantación de la censura en España.

El objetivo del amo del PSOE es evitar que los periodistas no amarrados al pesebre de La Moncloa sigamos publicando los enredos de su mujer, las trapacerías de su hermano músico y detalles chuscos sobre la tentacular mangancia de su partido.

Que un presidente cercado por la corrupción, definido por su desprecio a la transparencia, mentiroso crónico y poseedor de récords mundiales como creador de bulos tenga la desfachatez de presentarse como custodio de la libertad de prensa, es de coña.

No voy a decir que me sorprenda, pero coincidirán conmigo que llama la atención la pasividad con que el grueso del Periodismo español y principales afectados reciben el estacazo.

Han entrado a la batalla Herrera, Alsina y Vallés, como siempre, pero la sumisa Asociación de la Prensa, varios de cuyos directivos firmaron hace cinco meses el manifiesto de la vergüenza, instando a la autoridad competente a meter mano a jueces y periodistas díscolos, no ha dicho ni mus.

Nada podía esperarse de los Iñaki Gabilondo, Maruja Torres, Rosa Villacastín, Jesus Maraña, Silvia Intxaurrondo y cuadrilla, pero a uno le quedaba la leve esperanza de que algún colegio profesional, un prelado de la Iglesia, un catedrático emérito o un empresario de éxito formulara en voz alta una objeción.

Ni flores.

Me ha llamado la atención que los viejos periódicos de papel no editorialicen sobre un asunto tan crucial para nuestra profesión. Lógico en El País, pero chocante en ABC o El Mundo.

Están mas muertos que vivos, pero ellos sabrán.

La legislación española -esencialmente el Código Penal- ya prevé suficientes herramientas de control y sanción, para los excesos que podamos perpetrar los periodistas.

Lo que Sánchez pretende no es perfeccionar la democracia, sino blindarse de la crítica y proteger a la recua de maleantes que engorda a su alrededor.

Y prueba de ello es que, aprovechando el arreón censor, va a incluir algunas de las orwelianas aportaciones de socios de la Coalición Frankenstein y despenalizar las injurias al Rey, a la bandera y a los sentimientos religiosos. Incluso planean erradicar la acusación particular, para que no les vuelva a suceder lo del ‘Begoñagate’.

Como dice un colega, habitual en este plató, la máquina del fango está enchufada en la sede-puticlub que el PSOE tiene en la madrileña calle Ferraz y Sánchez maneja el mando a distancia desde La Moncloa.

Porque no se si saben que el marido de Begoña y su cortejo llevan meses preparando en secreto una campaña contra jueces, fiscales y periodistas.

La ‘Operación Ferraz’, que es como la han bautizado, consistirá en difundir de forma escalonada, con la ayuda de medios y tertulianos afines, datos supuestamente comprometedores de miembros de la judicatura y profesionales de la comunicación, para tratar de desacreditarlos.

El objetivo

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